Guía de estudios bíblicos: Romanos

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¿Por qué la carta a los Romanos es especial?

El experto en el Nuevo Testamento, James Edwards, describe la carta a los Romanos como «la exposición más convincente del evangelio de la gracia de la salvación por la fe que jamás se haya escrito».

Entre todas las cartas escritas por el apóstol Pablo, Romanos es la única que está dirigida a una comunidad que él no conocía personalmente. En ella, Pablo ofrece el resumen más detallado de su interpretación del evangelio, la buena nueva de Jesucristo.

A lo largo de la carta, Pablo procura responder preguntas acerca del papel de los judíos y de los gentiles en el plan de Dios, la relación entre la gracia y la ley, los efectos de la muerte y la resurrección de Cristo para el judaísmo e, incluso, su propia identidad como judío cristiano y apóstol de Dios para los gentiles (1:5, 13; Cf. Gálatas 1:16; 2:8).

Buscando dar respuestas a estas preguntas tan profundas, Pablo diseña un argumento muy detallado y complejo para presentar a sus lectores una descripción sustancial de su teología cristiana fundamental.

¿Por qué se escribió la carta a lo Romanos?

El apóstol Pablo escribió esta carta alrededor del año 55-56 d. C. a manera de presentación personal para los seguidores cristianos de Roma, que muy probablemente incluía nuevos cristianos gentiles así como judíos cristianos que habían regresado a Roma después de haber sido expulsados unos años antes. Estos cristianos, así como otros en diversas partes del mediterráneo, tenían más de una forma de entender la buena noticia.

Los judíos cristianos en Roma y en Jerusalén cumplían la ley de Moisés pero los cristianos gentiles no la seguían. Entonces, ¿quién tenía la razón? ¿Cuál era el papel que tenía la ley de Moisés en la vida de los cristianos gentiles? ¿Cómo el pueblo de Israel encajaba en el plan de Dios para compartir la buena noticia? ¿Cómo se debían comportar los miembros de la Iglesia —quienes formamos el cuerpo de Cristo (12:5 en la sociedad y con respecto a las relaciones interpersonales?

El cristianismo judío (la versión del cristianismo que cumplía estrictamente la Torá) era común durante este período; de hecho, se consideraba la norma (véase Hechos 15:1, 5; 21:20-21). Se debe tener en cuenta que también el Evangelio de Mateo fue escrito desde una perspectiva claramente judeo-cristiana).

El cristianismo hubiera continuado simple e indefinidamente como otra secta del judaísmo si Pablo no hubiera provocado un cambio tan decisivo. Por lo tanto, su carta a los Gálatas representa un momento crucial en su pensamiento (véase Guía de estudios bíblicos: Gálatas).

Aunque la carta a los Gálatas fue escrita como respuesta a una crisis específica, es en ella que Pablo comenzó a articular plenamente la comprensión teológica de la salvación como una gracia de Dios que viene a través de la fe en lo que Jesucristo ha alcanzado por medio de su muerte y resurrección (liberación del pecado) y no por cumplir la ley mosaica.

Pablo desarrolla aún más esta idea en su carta a los Romanos, que se lee como «una segunda edición ampliada» de Gálatas y que llego a ser, más tarde, una de las doctrinas fundamentales del cristianismo.

Es esencial recordar que la idea que Pablo tenía de la ley era positiva. Pablo veía la Torá como la revelación auténtica de Dios que indicaba cómo los seres humanos debían vivir en relación con Él y con el mundo que les rodeaba (Romanos 7:12). De una manera similar a Jesús, Pablo fue capaz de resumir la Torá a un solo mandamiento central: amar al prójimo como a sí mismo (Levítico 19:18, citado en Gálatas 5:14; Cf. Mateo 7:12; 22:37-40). Por supuesto, no es necesario que uno sea un judío para cumplir con esta ley del amor, que Pablo llama «la ley de Cristo» (Gálatas 6:2).

Según Pablo, observar la ley no es ni un requisito previo ni una garantía de salvación. Lo que es esencial, sin embargo, para cumplir con la ley de Cristo es que una persona fuera conducida y fortalecida por el Espíritu Santo (Romanos 8:1-27; Gálatas 5:16-26) y todos los cristianos tienen esta posibilidad como resultado de ser bautizado en Cristo; porque a través del bautismo, los creyentes han sido «crucificados con Cristo», y de esta forma, Jesús resucitado vive y actúa en el creyente a través del Espíritu Santo y esto hace que viva una vida agradable a Dios (Romanos 6:3, 4; Gálatas 2:19, 20; 3:27; 5:24, 25).

Pablo enseña en la carta a los Romanos que la buena nueva se basa, primero que todo, en la promesa de Dios a Abraham, el antepasado de Israel, cuya fe lo hizo aceptable a Dios (4:13). La ley, dada después a Moisés y al pueblo de Israel, reveló cómo el pueblo de Dios debía vivir. Tiempo después, Dios envió a Jesucristo para perdonar los pecados y hacer que la gente fuera aceptable por la fe, algo que la ley sola no podía hacer (3:21-26), lo cual no quiere decir que la ley sea inútil o que las personas que la siguen (ley de Israel) ya no son parte del pueblo de Dios. Según Pablo, es la fe en Jesucristo la que proporciona la salvación y es esa sola fe —regalo de Dios— la que hace que seamos aceptables ante el Señor.

¿Cuál es la historia de la carta a los Romanos?

Un grupo de creyentes que creía que Jesucristo era el Mesías de Dios vivía en Roma mucho antes de que Pablo planeara su viaje. Alrededor del año 49 o 50 d. C., los judíos que no eran seguidores de Jesús y el nuevo grupo de seguidores de Jesús rivalizaban tanto que el emperador Claudio los expulsó de Roma (véase Hechos 18:1-4).

Entre los seguidores de Jesús que se debieron marchar había una pareja de esposos, Priscila y Aquila, que más tarde trabajaron con Pablo como fabricantes de tiendas en Corinto y Éfeso (Hechos 18:3; 1 Corintios 16:19; Romanos 16:3). Algunos de estos seguidores regresaron a Roma; Pablo esperaba visitarlos de camino hacia España donde deseaba llevar la buena noticia (15:28), pero antes de que pudiera hacer este viaje, Pablo quería llevar a Jerusalén el dinero de una colecta de los cristianos gentiles en Macedonia y Acaya para entregarla a la Iglesia en Jerusalén (15:26-29). Esperaba que las enseñanzas contenidas en la carta fueran aceptadas por los cristianos judíos de Jerusalén (15:30-32).

El autor de Hechos informa que Pablo finalmente llegó a Roma como prisionero del emperador (Hechos 27 y 28). La Biblia no dice si Pablo visitó o predicó la buena nueva en España.

¿Cuál es la estructura de la carta a los Romanos?

La siguiente es una estructura simple de la carta:

  • Pablo se presenta a sí mismo y presenta la buena noticia (1:1-17)
  • Todo el mundo es culpable delante de Dios (1:18-3:20)
  • Cómo acepta Dios a las personas (3:21-4:25)
  • Cómo se vive la nueva vida de la fe (5:1-8:39)
  • Dios quiere llegar al pueblo de Israel (9:1-11:36)
  • La vida en el cuerpo de Cristo (12:1-15:13)
  • Los planes de Pablo y saludos personales (15:14-16:27)

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