El Antiguo Testamento de las Biblias cristianas contiene todos los libros incluidos en las escrituras judías. Algunas tradiciones cristianas incluyen además libros que no forman parte de la Biblia hebrea (Tanaj). La mayoría de estos libros están incluidos en la traducción griega de la Biblia hebrea conocida como Septuaginta, que fue hecha por eruditos judíos de habla griega que vivían en Alejandría, Egipto, durante el siglo III a.C. La Septuaginta fue la Biblia que los apóstoles y otros primeros cristianos usaron. En la mayoría de los casos, cuando los escritores del Nuevo Testamento citan el Antiguo Testamento usan la Septuaginta.

En el siguiente cuadro, el Antiguo Testamento protestante contiene solo los libros encontrados en la Biblia hebrea, aunque agrupados de diferente manera. El Antiguo Testamento católico contiene todos los libros encontrados en la Biblia hebrea y los otros libros que forman parte de la Septuaginta. El Antiguo Testamento ortodoxo incluye todos estos últimos, y también 3 Macabeos (y a veces 4 Macabeos en el apéndice), la oración de Manasés y el Salmo 151, que aparecen en algunas versiones de la Septuaginta.

La siguiente lista comparativa muestra el orden en que estos libros suelen aparecer en las Biblias impresas para cada una de estas tradiciones cristianas, a excepción de los libros proféticos en la Biblia ortodoxa, donde los profetas menores (de Oseas a Malaquías) son normalmente ubicados antes de Isaías. La Biblia ortodoxa también suele ubicar a Amós y a Miqueas después de Oseas.

Varias Biblias ecuménicas o interconfesionales incluyen los libros que no forman parte de la Biblia hebrea en una sección separada entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, agrupados bajo el título «deuterocanónicos» o «apócrifos». En el siguiente cuadro, los libros de las columnas «Católicos» y «Ortodoxos» que se representan en cursiva forman parte de los apócrifos protestantes tradicionales.